martes, 28 de mayo de 2024

Algunas notas de cuaderno.




Te vi en bicicleta. Arrancaba el día. El sol no molestaba aun y combinaba agraciadamente con la temperatura del ambiente. Pase a tu lado rápido por el empuje del tránsito mañanero. Quise observarte mejor pero el retrovisor del auto es muy pequeño. Quise detenerme y esperar que vuelvas a pasar pero no pude por que lamentablemente el cordón daba a una parada de colectivos. Ya no te vi más y seguí el día.


 

¿Qué estoy haciendo acá? Este lugar es horrible. Parece un basural. Apesta a malas energías. Este pibe es más toxico que el petróleo. Ojala salga volando como un avión. Yo igual tengo que estar tranquila. Por qué acá siempre va a estar todo mal. Acá no habrá solución. Nunca la habrá. Es una mierda embarrada por la pared. Un asco asfixiante como un moco en la garganta. Todo fue en vano. Caminar hasta acá. Perder mi tiempo. No saborear el aire fresco por este encierro artificial. Que dolor de zapato. Que piedra en el ovario. Que palo en el culo. Cualquier cosa. Cualquier cosa. Cualquier cosa. 


 

Sino estas buscando opuestos en tus amistades tenes todo menos una amistad. Lo podes llamar pasatiempos. Cuanto más opuestos podes incorporar en vos mismo, menos amistades tendrás.

 


Tengo un lunar en el cuello. Es la primera vez que le prestó atención. Lo note en el espejo del baño de un bar mientras me arreglaba el cabello para una chica que me gustó mucho. Se sentó justo en frente de mí. Eso fue suerte, lo sé. La suerte es el cincuenta por ciento. De inmediato supe que sería la última vez que la vería. La última vez que vería esos aros, esa nariz, esas piernas. Pero al lunar lo vería siempre. El lunar estará en todos los espejos de los baños de bares, con todas las chicas que me gusten y se sienten delante de mí.

 


Y él dijo:

No hace falta ser social para generar interés en los demás de lo que vos haces.  Lo que vos haces tiene generar el interés en los demás y con eso sociabilizar.

La elección de los puestos en circuitos culturales, artísticos y otros, es muy personal; se tiene en cuenta si es amigo, si es compañero, sino es riesgoso, si es confiable, si me va a dar algo a cambio, sino me va a sacar algo de más, etc.; cuando la verdad es que eso no tiene ninguna importancia. La elección se  debe hacer evaluando lo que cada uno tiene para mostrar, eso es lo que importa. “No importa la persona. Importa lo que hace.” Si yo primero lo revivo y después lo voy a ver a Bill Evans, me chupa un huevo conocerlo personalmente. Yo me voy a verlo tocar el piano; si me cae bien o me cae mal, que seguramente me caerá mal, aunque se peine con gomina y se vista prolijo, me chupa un huevo. Mi relación, en este caso es con los sonidos que el combina. La persona y lo que hace esa persona son cosas distintas y fácilmente separables. Es la frase de Normas Bates en Psicosis de Hitchcock.

Y todavía hay gente que pide autógrafos y se saca fotos. Es una locura eso.


 

Si vos no le decís nada a nadie; nadie tiene por qué decirte nada. Nadie tiene derecho a decir, haces bien o haces mal. Los demás no tienen ni idea que mierda es lo que te está pasando por la cabeza a vos. Ellos te analizan como si fueran ellos en el lugar que estas vos. Se piensan en el contexto que estas metido vos. Es imposible que alguien se ponga en tu mismo lugar. No hay nadie con quien compartir nada. Estamos solos en una soledad absoluta en donde solo nos vemos a nosotros solos. Nadie tiene por qué decirte nada y mucho menos alguien que no sabe decir nada sin estar acudiendo al perjuicio para fundamentar su contenido. Hay gente que sabe dónde herir y se hace notar. Él por eso se cree un genio único; o irrepetible. Una persona honorable que todo el tiempo tiene que aclarar que lo es no tiene nada de honorable. Además repetir siempre lo mismo se vuelve aburrido. Él sabe herir y se hace notar. Y seguramente se sentirá orgulloso por eso. ¡Qué loco! Que loco es tener esta edad y no tener nada. Recuerdo que antes cuando era más chico tenía todo. Seguramente debía ser porque era más manipulable. Que error que cometí en mi vida. Que error fue quedarme acá; cerca de todo esto que hace mucho ya dejo de ser. A veces cierro los ojos y puedo sentirme muy lejos. Pero siempre se corta. Es una cagada todo esto. Esto no era lo que yo esperaba recibir por no dar nada a cambio. De seguro es la vida, que se yo. La verdad es que estoy muy confundido.


 

La soledad te hace sufrir. Para dejar de sufrir, para escapar del peso de la vida, de la nada direccionada a la nada con un intermedio absurdo, hay que dejar de ser egoísta y ser solidario, compartir con otros y otras.

 


Se sintió atraído al verme escribir.

—¿Escribís? —me preguntó.

—Intento —respondí.

Me dijo que él también escribía y sacó de una bolsa de plástico su cuaderno de tapa blanda.

—Léelo —me exigió—. Yo me siento acá con vos y vos léelo.

Dudé un poco y miré a la encargada del lugar, que estaba afuera conmigo fumando en mesas separadas. Como ella no dijo nada, entendí que no había riesgos. Le dije a Willy que estaba bien, que iba a leer, pero que después de hacerlo se tenía que ir y dejarme solo en mi mesa. Willy aceptó y me pasó el cuaderno.

Lo agarré y lo hojeé de prisa con el dedo pulgar. Estaba casi completo. Pude ver que había dos hojas escritas, separadas del resto por dos o tres hojas en blanco. Le dije a Willy:

—Bueno, voy a leer esto.

Lo notaba muy ansioso por escuchar sus escritos en la voz de un extraño. A decir verdad, yo también lo estaba. Me sorprendió el cuaderno de Willy, no solo por lo rayado que estaba, sino por la elegancia de su letra. Ningún tachón, nada fuera del margen, todo ordenado.

No pude leer porque vino la policía y Willy se fue.

Willy es un enfermo mental que, en ocasiones, molesta a la gente con su locura, con su falta de moralidad pública. Pero en su cuaderno había un refugio. Un paraíso perdido. Algo que lo enderezaba, lo ponía recto y le permitía seguir andando.

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