(Sentirse libre es como sentir a alguien que ya nunca
va a volver)
Salí buscando la libertad como si fuese que existiera.
Lo mismo hizo el gato de una casa; paso con ímpetu la puerta de entrada, hacia la
salida, parecía desatado. –Vení-, le decían de adentro, sin saber que un felino
nunca da vuelta la cara. Yo me reí.
Quise ver gente que contemple algo, al menos por un
rato; quise ver algo que todavía no se haya armado. Caminé buscando encontrar
en mi persona la búsqueda de lo que quería. Que semanas, que meses, año ya.
Loco, te estás volviendo loco.
Estoy pensando, mientras camino, mientras respiro,
cruzando la avenida, cruzando la calle oscura, en penumbras; pienso, hace
cuanto que no me zambullo, hace más de un año que no veo el mar y todavía, no
conocí el océano.
Loco, te estas volviendo loco, en semanas, en meses,
año ya.
Pero esto va a cambiar, porque todo cambia, sostenido
en algo que no cambia; y podre hacer todo eso que requiere, como condición mínima,
lo tranquilo, lo pacifico.
El cambio puede ser mañana… y sin embargo, mañana más
loco me levanto, exaltando un sueño cumplido, alguna escena rara, como una
película rara, por ejemplo vos, fuiste una película rara desde el inicio hasta
el final.
¿Cómo puede ser que la noche no se apague y que el sol
todavía brille? ¿Cómo puede ser que vuelva abrir la puerta de mi casa como si
del otro lado estuviera la libertad?
Vos me dijiste: “Yo soy la libertad”, y te sacaste
toda la ropa. Te juro flaca que no te creo pero te respeto tanto por hacer eso.
Vos estás loca, vos estas más loca que yo, yo pienso
parar y entonces duermo, busco descansar, pero más loco me despierto, y me
gusta, y me empieza a gustar, entonces pongo leña al fuego, y me quemo y me quemo.
Estoy ardiendo en llamas.
Estoy ardiendo en una película rara.
Todo esto es una belleza rara. Veni abrázame, abrázame
sin ropa, abrazame en tetas, abrazame con fuerza.
Sacate el corazón. Quédate conmigo, soy el mar, soy el
océano. Estoy nadando.
Quedate conmigo pero no te enojes si me vas a dejar.