Todos corrían y yo quería ser un planeta.
Había inundaciones y saltaba charcos de arena para no mojar mi sombrero de suela color marrón.
Mis dedos se doblaron y yo quería ser un planeta.
Cuando toque tu rostro con una mano, comunique a la
otra, que sostenga el cuerpo apoyándola en la pared de la esquina de aquel pueblo pacifico.
El agua mojo mi frente y yo quería ser un planeta, y mire por la vidriera.
Aunque ya estaba llegando, no había forma de
abrigarme de la luz que entraba entre medianeras, y decidí estirar las mangas de mi saco y
reducir mis brazos.
Yo quería ser un planeta,
cuando el fuego se reflejó en la lluvia brillando hacia las praderas, yo, lo único
que quería, era ser un planeta, para ver tus ojos durante el día cuando todavía
es de noche, cuando todavía la luz es interna.